Duffy Sheridan ha estado pintando desde que era un niño. Su padre, también artista, le animó a aprender a pintar cualquier cosa y de todo. Aunque él y su familia pasó muchos años en relativo aislamiento en los rincones más lejanos del mundo, el trabajo de Sheridan ha atraído la atención de los coleccionistas de los cinco continentes.
Desde su regreso a los Estados Unidos en 1991, su trabajo ha recibido reconocimiento internacional y que ha sido designado a un Maestro Viviente por el centro de la renovación del arte. Sus pinturas se encuentran en instituciones de prestigio de una catedral en el Pacífico Sur a los EE.UU. la Fuerza Aérea de la Academia a la sede corporativa en Manhattan, así como en las residencias privadas de reyes, jueces, bispos, doctores y coleccionistas de todo el mundo.
Autorretrato
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